imperfecto

19:32


Estabas en mí -esperándote-
cuando te conocí.
Estaba ansioso de mí mismo,
imperfecto, increado, en ti.
Encuentro, Jaime Torres Bodet 

revivir

19:38


No me dio la mano,
pero me levantó como pocos lo han hecho.
Se detuvo en el camino
porque decidió esperarme,
confío en las ruinas que cargaba en el maletín.
Construyó senderos porque no quería verme tropezar.
Sabía que mis harapos no aguantarían un desprecio más,
y me elogió, supo despertar en mí la confianza
que habían apagado las descripciones.
Me tendió su mano,
me regaló una sonrisa
y con un pedazo de su vida
llenó la mía.


Personas que llegan para revivirte, Leo Romsog

QUEMADOS

06:37


No creo en dios y no me hace ninguna falta. Por lo menos estoy a salvo de ser intolerante. Los ateos somos las personas más tolerantes del mundo. Un creyente fácilmente pasa a la intolerancia. En ningún momento de la historia, en ningún lugar del planeta, las religiones han servido para que los seres humanos se acerquen unos a los otros. Por el contrario, sólo han servido para separar, para quemar, para torturar. No creo en dios, no lo necesito y además soy buena persona.


José Saramago

Agrios

13:02



Es una tarde mustia y desabrida
de un otoño sin frutos, en la tierra
estéril y raída
donde la sombra de un centauro yerra.
Por un camino en la árida llanura,
entre álamos marchitos,
a solas con su sombra y su locura
va el loco, hablando a gritos.
Lejos se ven sombríos estepares,
colinas con malezas y cambrones,
y ruinas de viejos encinares,
coronando los agrios serrijones.
El loco vocifera
a solas con su sombra y su quimera.
Es horrible y grotesca su figura;
flaco, sucio, maltrecho y mal rapado,
ojos de calentura
iluminan su rostro demacrado.
Huye de la ciudad... Pobres maldades,
misérrimas virtudes y quehaceres
de chulos aburridos, y ruindades
de ociosos mercaderes.
Por los campos de Dios el loco avanza.
Tras la tierra esquelética y sequiza
¿rojo de herrumbre y pardo de ceniza?
hay un sueño de lirio en lontananza.
Huye de la ciudad. ¡El tedio urbano!
¿¡carne triste y espíritu villano!?.
No fue por una trágica amargura
esta alma errante desgajada y rota;
purga un pecado ajeno: la cordura,
la terrible cordura del idiota.

Mortal, Gonzalo Rojas