Letanias

13:06


Perdóname señor
Pero a veces me canso
Pero a veces me canso
De ser un ciudadano
Me cansa la ciudad
Las oficinas
Me cansa la familia
Y la economía
Perdóname señor
Estoy harto de este infierno
De este mercado mediocre
Donde todos tienen precio
Perdóname señor
Pero yo me iré contigo
Por tus montañas
Tus mares y tus ríos
Perdóname señor
Pero a veces pienso
Que tienes para mí
Algo mejor que esto
Perdóname señor
No quiero ser un ciudadano
Yo quiero ser un hombre, señor
Como me has creado

No quiero ser un Ciudadano, Facundo Cabral

Inmaterial

09:37



Me dejaste -como ibas de pasada-
lo más inmaterial que es tu mirada.
Yo te dejé -como iba tan deprisa-
lo más inmaterial, que es mi sonrisa.
Pero entre tu mirada y mi risueño
rostro quedó flotando el mismo sueño.

Lo más Natural, Amado Nervo

Abandono

08:00


Par les soirs bleus d'été, j'irai dans les sentiers,
Picoté par les blés, fouler l'herbe menue :
Rêveur, j'en sentirai la fraîcheur à mes pieds.
Je laisserai le vent baigner ma tête nue.
Je ne parlerai pas, je ne penserai rien :
Mais l'amour infini me montera dans l'âme,
Et j'irai loin, bien loin, comme un bohémien,
Par la Nature, - heureux comme avec une femme.


Sensation, Arthur Rimbaud 

MATEMATICAS

06:23


Hay un vínculo secreto entre la lentitud y la memoria, entre la velocidad y el olvido. Evoquemos una situación de lo más trivial: un hombre camina por la calle. De pronto, quiere recordar algo, pero el recuerdo se le escapa. En ese momento, mecánicamente, afloja el paso. Por el contrario, alguien que intenta olvidar un incidente penoso que acaba de ocurrirle acelera el paso sin darse cuenta, como si quisiera alejarse rápido de lo que, en el tiempo, se encuentra aún demasiado cercano a él.
En la matemática existencial, esta experiencia adquiere la forma de dos ecuaciones elementales: el grado de lentitud es directamente proporcional a la intensidad de la memoria; el grado de velocidad es directamente proporcional a la intensidad del olvido.

La lentitud, Milan Kundera


Repasos

17:49


He repasado el rostro de todos los que ya partieron, reparo en el momento que habré de enfrentar, y no quiero mostrar asombro, ni miedo. Deseo que la vida me arrolle descontrolada, la furia de cien bestias sobre mi espalda, aullar, desapareciendo en la bruma, prometiendo regresar. Y no pediré perdón, ni deseo la limosna del dolor de los pocos míos. Marcharé, que no me llevarán...

Néstor Manrique


Juventud

13:07



¡Ave, Joven! Tú que has nacido con un vista aguda para las proporciones y puedes manejarte con facilidad ante todas las formas. Puede ser que cada vez más despierte alrededor de ti la alegría de tu vida y sientas un jubiloso goce por el trabajo, el temor y la esperanza, el del viñador que en la plenitud del otoño grita animoso al escanciar en su vaso, el de la viva danza del segador cuando ha dejado la hacendosa hoz atada al madero. Puede ser que en tu pincel esté más virilmente vivo el nervio del deseo y del sufrimiento. Puede ser que te hayas esforzado y que hayas sufrido bastante, y que hayas gozado suficiente, y estés saciado de la belleza terrena. Puede ser que seas digno de descansar en los brazos de la diosa, que seas digno de sentir en tu pecho lo que hizo renacer al Hércules hecho dios.
Acéptalo belleza celestial, pues él lleva, mucho más que Prometeo, los dones de los dioses a la tierra

Goethe

Nimiedad

14:33


Encuentra bello todo lo que puedas; la mayoría no encuentra nada suficientemente bello.

Vincent van Gogh


Facilidades

06:19


Enamorarse es fácil.
Uno puede enamorarse,
-sin demasiado
esfuerzo-
varias veces al día,
a nada
que se lo proponga
y se mueva un poco por ahí;
y si es verano,
ni te cuento.
Enamorarse no tiene
mayor mérito.
Lo realmente difícil
-no conozco
ningún caso-,
es salir entero
de una historia de amor.

Lo difícil, Karmelo C. Iribarren


Horas

09:16



No perdáis el tiempo ni en llorar vuestro pasado ni en llorar el porvenir. Vivid vuestras horas, vuestros minutos. Las alegrías son como las flores que la lluvia mancha y el viento deshoja.

Remy de Gourmont

LABERINTOS

06:32


En mí te pierdo, aparición nocturna,
En este bosque de engaños, en esta ausencia,
En la neblina gris de la distancia,
En el largo pasillo de puertas falsas.
De todo se hace nada, y esa nada
De un cuerpo vivo enseguida se puebla,
Como islas del sueño que entre la bruma
Flotan, en la memoria que regresa.
En mí te pierdo, digo, cuando la noche
Sobre la boca viene a colocar el sello
Del enigma que, dicho, resucita
Y se envuelve en los humos del secreto.
En vueltas y revueltas que me ensombrecen,
En el ciego palpar con los ojos abiertos,
¿Cuál es del laberinto la gran puerta,
Dónde el haz de sol, los pasos justos?
En mí te pierdo, insisto, en mí te huyo,
En mí el cristal se funde, se hace pedazos,
Mas cuando el cuerpo cansado se quiebra
En ti me venzo y salvo, en ti me encuentro.

Laberinto, José Saramago