Memoria

17:51


"...La memoria es algo extraño. Mientras estuve allí, apenas presté atención al paisaje. No me pareció que tuviera nada de particular y jamás hubiera sospechado que, dieciocho años después, me acordaría de él hasta en sus pequeños detalles. [...] estaba enamorado, y aquel amor me había conducido a una situación extremadamente complicada. No, no estaba en disposición de admirar el paisaje que me rodeaba.
Sin embargo ahora, hasta la primera imagen que se perfila en mi memoria es la de aquel prado. El olor de la hierba, el viento gélido, las crestas de las montañas, el ladrido de un perro. Esto es lo primero que recuerdo. Con tanta nitidez que tengo la impresión de que , si alargara la mano,podría ubicarlos, uno tras otro, con la punta del dedo. Pero este paisaje está desierto. No hay nadie. No está Naoko, ni estoy yo."¿A donde hemos ido?", pienso."¿Cómo ha podido ocurrir una cosa así? Todo lo que parecía tener más valor -ella, mi yo de entonces, nuestro mundo- ¿dónde ha ido a parar?" Lo cierto es que ya no recuerdo el rostro de Naoko. Conservo un decorado sin personajes..." 


Tokio blues, Haruki Murakami

Ratón

20:02



Cuando a la luz de un quinqué escribo mi página cotidiana, oigo un ruidito. Si me detengo, para. Y vuelve a comenzar en cuanto rasco el papel. Es un ratón que se despierta.

Puedo adivinar sus idas y venidas junto al agujero oscuro en el que nuestra criada guarda sus cepillos y sus trapos. Brinca por el suelo y trota sobre las baldosas de la cocina. Pasa junto a la chimenea, bajo el fregadero, se pierde entre la vajilla y gracias a una serie de reconocimientos que cada vez le llevan más lejos, se acerca a mí.

Cada vez que dejo descansar mi portaplumas, ese silencio le inquieta. Cada vez que lo utilizo, cree que quizás haya otro ra­tón por los alrededores y se siente más tranquilo.
Luego no vuelvo a verlo. Se halla bajo la mesa, junto a mis piernas. Circula de una pata de la silla a otra. Roza mis zuecos, mordisquea la madera de éstos o, con un alarde de valentía, ¡se encarama en ellos!
Y sobre todo no puedo mover la pierna, ni siquiera respirar con fuerza, pues huiría.

Debo, sin embargo, seguir escribiendo y, temeroso de que me abandone a mi aburrimiento de persona solitaria, escribo signos, naderías, muy pequeñito, menudo, menudito, como él roe.



Jules Renard. 
Histoires naturelles

Preguntas

14:20


"Uno siempre responde con su vida entera a las preguntas más importantes. No importa lo que diga, no importa con qué palabras y con qué argumentos trate de defenderse. Al final, al final de todo, uno responde a todas las preguntas con los hechos de su vida: a las preguntas que el mundo le ha hecho una y otra vez. Las preguntas son estas: ¿Quién eres? … ¿Qué has querido de verdad? … ¿Qué has sabido de verdad? … ¿A qué has sido fiel o infiel? … ¿Con qué y con quién te has comportado con valentía o con cobardía? …

Éstas son las preguntas. Uno responde como puede, diciendo la verdad o mintiendo: eso no importa. Lo que sí importa es que uno al final responde con su vida entera."


El último encuentro. Sándor Márai. 

Recetas

01:11



Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.

Recuento De Poemas, 1950-93 
Jaime Sabines

Trozos

16:52


Días que hasta el agua amarga.

* Viajero, de Bruno Catalán.

Desencuentros

17:28


"- ¿Qué quieres de ese hombre? - preguntó de repente la nodriza.
- La verdad – respondió el general.
- Conoces muy bien la verdad.
- No la conozco – dijo él, en voz alta, sin preocuparse por el servicio, que había interrumpido abajo la colocación de las flores y miraba hacia arriba. Volvieron a bajar la mirada inmediatamente, con un gesto mecánico, y continuaron con sus quehaceres -. La verdad es precisamente lo que no conozco.
- Pero conoces la realidad – observó la nodriza, con un tono agudo, casi agresivo.
- La realidad no es lo mismo que la verdad -respondió el general-. La realidad son sólo detalles."

El último encuentro. Sándor Márai.
 

Papaya

13:29


* Hasta la papaya de gilipolleces, misterios y ñoñerías.

PostScriptum. Hasta el mismísimo coño.

Flema

10:00


Me espanta la flema inglesa aunque los británicos enarbolen orgullosos su exceso de calma como algo que define su personalidad colectiva y convierte al país en un albergue de burgueses pulcros y mesurados. Da la sensación de que tanto "fair enough" obliga a vivir sin emociones, algo relegado para caracteres viscerales de más sangre que formación.

No me gusta el té ni la puntualidad obsesiva, el cambio de guardia de Buckingham Palace, los impecables mayordomos ni las novelas de Jane Austen. Soy de perro antes que de gato, de más jamón que queso. Por eso no entiendo que te envíe un correo con algo que deseas hace tiempo y sólo musites un escueto “genial”.

Se acumulan las dudas. No sé que das más, si frío o miedo. 

A tu aire. El mio era de mojarlo con martiny, de reír y brindar porque esta vez casi lo rozas.

No brindo sola. Benditos mis amigos que siempre están dispuestos a vivir.

Clarice

11:18


(...) Y no olvidar, al comenzar el trabajo, el estar preparada para equivocarme. No olvidar que el error muchas veces se había convertido en mi camino. Siempre que no resultaba cierto lo que pensaba o sentía, entonces se producía una brecha y, si antes hubiese tenido valor, ya habría entrado por ella. Más siempre sentí miedo del delirio y del error. Mi error, no obstante, debía ser el camino de una verdad: pues únicamente cuando me equivoco salgo de lo que conozco y entiendo. Si la "verdad" fuese aquello que puedo entender, terminaría siendo tan sólo una verdad pequeña, de mi tamaño.




 *Clarice Lispector no escribió novela negra porque le sobraba luz.

Bird on the wire

00:30



Like a bird on the wire
Like a drunk in some old midnight choir
I have tried in my way to be free
Like a worm on a hook
Like a monk bending over the book


Eco

08:59


Hubo un tiempo en que conocíamos el mundo al dedillo:
era tan pequeño que cabía en el cuenco de unas manos,
tan simple que era posible describirlo con una sonrisa,
tan corriente como el eco de viejas verdades en una oración.
La historia llegó sin trompetas victoriosas:
nos arrojó tierra sucia a los ojos.
Nos esperaban lejanos caminos sin salida,
pozos envenenados, pan amargo.
Nuestro botín de guerra es el conocimiento del mundo:
es tan grande que cabe en el cuenco de unas manos,
tan complejo que es posible describirlo con una sonrisa,
tan extraño como el eco de viejas verdades en una oración.


* de Canción Negra, Wislawa Szymborska


Torpezas

01:37


Era un hombre tan torpe que había que quererlo el doble para que sintiera la mitad.

*Suena bien, pero es mentira. Me agota la "miseria emocional".