Todos
somos comunes. Todos somos aburridos. Todos somos espectaculares.
Todos somos tímidos. Todos somos intrépidos. Todos somos héroes.
Todos somos indefensos. Sólo depende del día.
Conglomerado
de consumos tristes, suma y montón de trampas recolección
anónima de los plurales de la muerte.
Y
enfrente, la pasión, vidamás de la vida, chispa en el
relámpago, deshielo de la belleza, escarapela sobre el corazón
del caos, látigo de muchas puntas.
Y
enfrente, el contemplador de ambos fracasos. Y también del
fracaso de contemplar el fracaso.
Y
es allí, en ese punto de madurez negativa, donde salta el
resorte: la fe en nada, la fe de fe, la fe que no tiene
enfrente, la fe que no es posible contemplar.
Nacemos
para vivir, por eso el capital más importante que tenemos es el
tiempo, es tan corto nuestro paso por este planeta que es una pésima
idea no gozar cada paso y cada instante, con el favor de una mente
que no tiene limites y un corazón que puede amar mucho más de lo
que suponemos
La
muerte siempre está en camino, pero el hecho de que no sepamos
cuando llegará parece restarle finitud a la vida. Lo que odiamos
tanto es esa terrible precisión. Pero como no sabemos, nos toca
creer que la vida es un pozo sin fondo. Sin embargo, las cosas
ocurren solo un determinado número de veces, en realidad, muy pocas.
¿Cuántas veces más recordarás cierta tarde de tu infancia, una
tarde que forma una parte tan entrañable de tu ser que ni siquiera
puedes imaginar la vida sin ella? Quizá cuatro o cinco veces más.
Quizás ni eso. ¿Cuántas veces más verás salir la luna llena?
Quizás veinte. Y sin embargo todo parece ilimitado.
Hace
ya varias noches que aún se oye el mar, leve, de aquí para allá,
a lo largo de las lisas arenas. Eco de una voz encerrada en la
mente que remonta desde el tiempo; y también este asiduo
lamento de las gaviotas: acaso de los pájaros de la torre, que
abril impulsa hacia el llano. En otro tiempo, con esa voz
estabas a mi lado; y quisiera que a ti también llegase, ahora,
un eco de mi memoria, como el murmullo oscuro del mar.
En
1945, mientras este día nacía, murió Hiroshima. En el estreno
mundial de la bomba atómica, la ciudad y su gente se hicieron carbón
en un instante. Los pocos sobrevivientes deambulaban, mutilados,
sonámbulos, entre las ruinas humeantes. Iban desnudos, y en sus
cuerpos las quemaduras habían estampado las ropas que vestían
cuando la explosión. En los restos de las paredes, el fogonazo de la
bomba atómica había dejado impresas las sombras de lo que hubo: una
mujer con los brazos alzados, un hombre, un caballo atado. Tres
días después, el presidente Harry Truman habló por radio. Dijo:
- Agradecemos
a Dios que haya puesto la bomba atómica en nuestras manos, y no en
manos de nuestros enemigos; y le rogamos que nos guíe en su uso de
acuerdo con sus caminos y sus propósitos.
No me dio la mano, pero me levantó como pocos lo han hecho. Se detuvo en el camino porque decidió esperarme, confío en las ruinas que cargaba en el maletín. Construyó senderos porque no quería verme tropezar. Sabía que mis harapos no aguantarían un desprecio más, y me elogió, supo despertar en mí la confianza que habían apagado las descripciones.
Me tendió su mano, me regaló una sonrisa y con un pedazo de su vida llenó la mía.
Personas que llegan para revivirte Leo Romsog
El mundo es de quien no siente. La condición esencial para ser un hombre práctico es la ausencia de sensibilidad. La cualidad principal en la práctica de la vida es aquella cualidad que conduce a la acción, esto es, la voluntad. Ahora bien, hay dos cosas que estorban a la acción –la sensibilidad y el pensamiento
El libro del desasosiego Fernando Pessoa
La única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas.
On the Road Jack Kerouac
Curiosa
Estratigrafia. La malaquita es básicamente un sulfato de cobre. Kapuzinsky no es primo de Rapunzel. No hay decoradores para janelas. El Código Bushido. Han muerto Berger y Pligia. Armando Rauf es un tipo que canta. La Nueva Era no es la de acuario, es el antropoceno. Lo ha dicho Tarkovski.