Los
Tres Monos Sabios se encuentran en
el Templo Tôshôgû de Nikkô, mausoleo construido en 1636 y dedicado
al fundador del shogunato Tokugawa, Tokugawa Leyasu. En los Establos Sagrados, el escultor Hidari
Jingoro talló en madera la estampa de los primates, Kikazaru, el que
no oye, Iwazaru, el que no habla y Mizaru, el que no ve.
Los tres monos eran mensajeros enviados por los
dioses para evidenciar las malas acciones de los hombres. Juntos y bien organizados pueden lograr metas inalcanzables por
separado. Kikazaru, sordo, ve y le explica a Mizaru lo que ve y se lo cuenta a Iwazaru, mudo, que no necesita hablar,
solo escuchar, ver, y decidir lo que mejor convenga. Cualquier otra
fórmula de comunicación entre ellos está, lógicamente, abocada al fracaso. Otra mirada nos lleva a pensar en la discreción como virtud: "No digas lo que sepas, no mires lo que no debas, no creas lo que dicen".
Su lenguaje
corporal puede aludir al pánico, a cómo reaccionamos ante algo que
nos aterra. El primer impulso ante el miedo es cerrar los ojos y
no verlo, no verbalizar para no darle fuerza y esperar.
Interpretaciones
al margen, su valor simbólico es tan fuerte que son una de las pocas
posesiones que tuvo Gandhi en vida y han llegado hasta el wasap.